El nuevo almacén de Cesvimap es autoportante y automático. Se eleva a casi 20 m de altura, dispone de dos transelevadores con giro en curva y una capacidad superior a las 12.000 paletas. La compañía se ocupa de descontaminar vehículos fuera de uso y gestionar las piezas más interesantes para su posterior venta como material usado.
Desde hace dos años y medio la compañía Cesvimap, que forma parte del grupo MAPFRE, cuenta con unas nuevas instalaciones en el área industrial de Vicolozano, a muy pocos kilómetros de Ávila. Se trata de un CAT, un Centro Autorizado de Tratamiento de vehículos fuera de uso, lo que desde siempre se ha conocido como un desguace pero vestido de gala.
Y es que estas dependencias construidas en un terreno de 24.000 m 2 disponen de un almacén autoportante totalmente automatizado, una lanzadera para conducir cada vehículo a los distintos puestos de trabajo, pantallas táctiles y lectores de códigos de barras, entre otros "lujos", que sitúan el centro entre los más vanguardistas en desarrollo y tecnología de su sector. Nada parecido a un desguace convencional.
Cuando Cesvimap decidió diversificar su actividad hacia este cometido, a mediados de 1997, organizó sus procesos a partir de un almacén convencional, pero el incremento del negocio hizo que dicho almacén estuviera repartido en tres naves con la complejidad que todo esto conlleva y los costes que produce. A los pocos años la dirección de la compañía tomó la decisión de realizar una firme apuesta por esta actividad y hacer una inversión de futuro en las nuevas instalaciones, que estrenaron en enero de 2004.
"Los primeros años nos aportaron experiencia y conocimiento de las ventajas de cada sistema de almacenaje y de los métodos de identificación", asegura Ignacio Juárez, gerente de Cesvimap. De manera muy resumida, la actividad que Cesvimap desarrolla en Vicolozano es la siguiente: compra los vehículos siniestrados que más le interesan a MAPFRE Mutualidad, se ocupa de su descontaminación (son residuos urbanos peligrosos) y selecciona las piezas que demanda el mercado, las extrae y prepara, las identifica y las almacena hasta que sean solicitadas por un cliente.
De momento, "no estamos trabajando con los vehículos que llegan al final de su vida útil por obsolescencia sino que nos suministramos de los siniestros. En un futuro, si seguimos creciendo, tendremos que buscar otras fuentes alternativas", aclara Ignacio Juárez. En función del modelo del vehículo siniestrado, de su estado, del lugar donde se encuentre, y de la demanda de sus piezas en el mercado, Cesvimap decide comprárselo a MAPFRE Mutualidad.
No es tan sencillo, "puede que el automóvil esté en Oviedo y debido al coste de su transporte hasta nuestras instalaciones no nos compense. En cambio, puede tratarse de un nuevo modelo lanzado recientemente al mercado del que aunque hoy no haya demanda de piezas de recambio sí prevemos que la habrá en un futuro", apunta Ignacio Juárez. En definitiva, todo se traduce en coste que al final repercute en el precio de venta de cada pieza.
Una vez adquirido el vehículo se recepciona en estas dependencias y se deposita en una campa de aproximadamente 5.000 m2 a la espera de pasar a la zona de descontaminación. El suelo de la campa, capacitado para unos 250 vehículos, está impermeabilizado con hormigón hidrófugo para garantizar que no existen filtraciones de aceites ni combustibles; por su parte, un sistema de decantación separa las grasas de los hidrocarburos antes de su vertido a la red de alcantarillado.
Lo primero es comprobar que el vehículo dispone de documentación para después emitir el certificado de descontaminación. Entonces se procede a darlo de baja en la Dirección General de Tráfico. A partir de esa fecha habrá 30 días para descontaminar físicamente el automóvil. Tras el siniestro éste se ha convertido en un residuo urbano peligroso y hay que tratarlo como tal.
Siguiendo el recorrido, con una carretilla elevadora se introduce el coche en las instalaciones colocándolo en una plataforma móvil. No hay que olvidar que muchas unidades ni siquiera arrancan, a otras les faltan las ruedas, etc., es decir, se han convertido en cargas pesadas y difíciles de manipular.
La plataforma automatizada traslada los coches a los puestos de descontaminación individualizados. Aquí, los operarios se ocupan de recoger y almacenar separadamente las baterías y los líquidos (combustible, aceites, líquido de frenos o de refrigeración, etc.) en contenedores especiales, hasta su retirada por gestores autorizados para el tratamiento de residuos.
El suelo de esta zona también está impermeabilizado para impedir filtraciones. La labor más representativa corre a cargo del técnico que se ocupa de seleccionar de cada unidad las piezas que hay que recuperar porque son reutilizables para su almacenaje y su posterior venta. El abanico es variadísimo: motores, cajas de cambio, alternadores, sistemas de inyección, elevalunas, cierres centralizados, electroventiladores, aletas, puertas, capós, parachoques, faros, pilotos, rejillas, retrovisores, tapacubos, asientos, etc.
"Una aplicación informática desarrollada por la misma compañía ayuda a realizar esta importante selección teniendo en cuenta las variables antes comentadas y las existencias del almacén", dice Juárez. Por otra parte, añade, "hay que conocer muy bien el mercado y este conocimiento surge del trabajo diario con nuestros clientes que representan la demanda real".
Al concluir la descontaminación la lanzadera envía cada plataforma al puesto de trabajo que corresponda para comenzar el desmontaje. Dichos puestos están pensados ergonómicamente para evitar movimientos innecesarios y sobreesfuerzos por parte de los operarios.
Todos ellos disponen de puentes-grúa para descolgar los conjuntos mecánicos y otros elementos pesados, elevadores de tijera para evitar sobrecargas en la postura e instalaciones aéreas neumáticas y eléctricas para despejar el puesto de trabajo. A continuación, cada una de las piezas extraída se identifica y se le asigna un código de barras único. Las de mecánica se lavan y se prueban para comprobar que funcionan correctamente. Después, todas ellas se preparan para su almacenaje.
"En todas estas operaciones hemos tratado de sistematizar hasta donde ha sido posible, pero cada siniestro es completamente distinto a los demás", asegura Juárez. Actualmente, al mes se gestionan más de 250 vehículos, sin embargo, continúa, "nuestra capacidad no depende de los puestos de desmontaje sino de nuestro potencial de ventas. Porque no desmontamos para almacenar sino para vender".
Autoportante para automoción
El nuevo almacén automático de Cesvimap es autoportante. Tiene una longitud de casi 95 m y una anchura de 29 m en la que se reparten cuatro pasillos que son recorridos por dos transelevadores. Cada uno atiende a dos pasillos gracias al giro en curva montado al final de la instalación.
Para duplicar la capacidad de almacenaje las estanterías son de doble profundidad, siendo los huecos de las segundas estanterías un poco más altos que los primeros. De esta forma no hay posibilidad de que el transelevador al colocar una paleta delante de otra ya almacenada empuje esta última.
La altura total de la instalación casi alcanza los 18 m, que se han dividido en nueve niveles de carga. Los cuatro primeros son para paletas de 1.100 mm de alto y los cinco siguientes para unidades de 1.600 mm. Al levantar la instalación se aprovechó la pendiente del terreno, de modo que en la parte más elevada se construyeron la campa, las oficinas y las zonas de trabajo y se profundizó siete metros para colocar la base del almacén automático.
Según avanza el pasillo, separándose de la cabecera, la instalación deja de estar enterrada para quedar como una construcción convencional. Esta peculiaridad ha provocado que las dos entradas y las salidas del almacén automático se produzcan a la altura del quinto nivel de carga (a siete metros de la base), donde se realizan todas las operaciones de descontaminación, desmontaje, preparación y picking.
Cesvimap trabaja con un total de 60.000 referencias y es que, por ejemplo, dos retrovisores iguales hasta en el color tendrán una referencia distinta por pertenecer a coches diferentes. Para almacenar tal variedad se han diseñado una serie de contenedores adaptados a una paleta de medidas europeas. Se trata de jaulas para puertas, bandejas traseras y portones, jaulas con compartimentos varios para unidades de tamaño medio y pequeño, jaulas para cajas de cambios, etc.
En total, el almacén automático está preparado para albergar 12.096 paletas de 1.100 mm y de 1.600 mm en altura. Una excepción son los motores, que una vez desmontados, lavados, verificado su funcionamiento e identificados, se plastifican y se flejan a una medio paleta que es el soporte que se va a emplear en su expedición. Cuando el operario concluye todas estas operaciones, da la orden de introducción al almacén.
El sistema envía una europaleta vacía a una de las entradas en la que coloca la media paleta con el motor flejando. Todo el conjunto se fleja de nuevo para mayor seguridad. A través de la otra entrada se produce el resto de reaprovisionamientos, el sistema de gestión del almacén va sacando los contenedores o jaulas diciéndole al operario a través de una pantalla táctil dónde ha de ubicar las nuevas piezas.
El movimiento se confirma leyendo la referencia del contenedor y el de la unidad introducida con una pistola lectora de código de barras. Este sistema de pantallas táctiles se utiliza en todas las operaciones que se realizan en la instalación, ya sean de picking, desmontaje o descontaminación.
Ubicación caótica
El sistema de gestión del almacén no reconoce las referencias como A, B o C para almacenarlas más cerca o lejos de la cabecera del almacén, pero sí se basa en otras dos normas básicas. La primera es que las unidades de mayor peso como los motores deben ubicarse en los cuatro primeros niveles de carga.
Y la segunda es la ubicación caótica total dentro de los contenedores, es decir, las referencias de tamaño mediano y pequeño han de guardarse mezcladas unas con otras. Por tanto, en una ubicación de una jaula pueden encontrarse un tapacubos, un piloto, un retrovisor, un mando de luces, etc. El motivo es que a la hora de preparar los pedidos el operario tiene la mínima posibilidad de confundirse.
A esto se añade otro método de control de la calidad; las unidades que se extraen son leídas con las pistolas de códigos de barras. Por supuesto, el software de gestión conoce de antemano el volumen de cada pieza de modo que pueda mandar a la zona de entradas el contenedor adecuado donde haya espacio para ubicarla.
"La construcción de este almacén automático se hizo realidad buscando la mayor racionalización y las menores equivocaciones posibles, pero todo depende de que se haga una buena codificación e identificación de la pieza gracias a lo cual será posible manipularla a través de este sistema de gestión", subraya Juárez.
Actualmente, el almacén está al 50% de su capacidad por lo que queda espacio para crecer. Incluso, ciertas jaulas están preparadas para apilarse unas sobre otras de modo que dos de ellas ocuparían un solo hueco.
Picking laborioso
El 80% de los clientes de Cesvimap son talleres de reparación de toda España y del extranjero. El 20% restante se trata de profesionales, reconstructores, centros que estocan piezas, tiendas de recambios nuevos y usados, etc. Todos ellos acceden al servicio a través de un teléfono 902 atendido por un call center en el que se recogen los pedidos.
A continuación, éstos se remiten a la red comercial que estudia cada caso de forma individualizada. Seguidamente, se acuerdan las condiciones del transporte y del pago de la mercancía. Aunque parezca una operación pesada hay mucha agilidad ya que la mayor parte de los pedidos que entran por la mañana salen a las pocas horas.
Igualmente, los que llegan después o durante la tarde se expiden al final de ésta. Se emplean agencias de transporte de entrega en 24 horas para que los talleres no tengan que hacer esperar a sus clientes. Ya en la zona de operaciones, el equipo de picking recibe el albarán o la factura junto con las órdenes de salida de material. El sistema de gestión del almacén automático ordena la salida de los contenedores o paletas pertinentes hasta uno de los dos puestos de picking.
El transelevador los deja en la cabecera del pasillo y una mesa transferidora los remite a una lanzadera que conduce la carga hasta una de las dos salidas. "El operario comprueba la unidad que tiene que extraer en la pantalla táctil, abre la jaula y tras coger la referencia lee su código de barras con la pistola y después el del contenedor para confirmar la operación", explica Mª José San José, responsable de área de Cesvimap.
Y continúa: "Tales acciones también sirven para dar de baja las unidades extraídas de las existencias". Después se embala la pieza, se adjunta el albarán o la factura y se deja junto al muelle de carga a la espera de que sea recogida. Del mismo modo que hubo que hacer un estudio de las diferentes referencias con las que Cesvimap trabaja para diseñar los contendores y formas de almacenaje, se tuvieron que analizar los tipos de pedidos para determinar los métodos de embalaje.
"Hasta donde se ha podido se han estandarizado las medidas de las cajas para facilitar y abaratar las operaciones", destaca Mª José San José. "Encontrar una caja adecuada para enviar puertas ha sido complicado porque trabajamos con todos los modelos del mercado y con una gran variedad de tamaños", dice como ejemplo.
Después de dos años y medio de funcionamiento, al mes salen de estas instalaciones unos 4.500 pedidos. "El resultado está siendo muy positivo y a este ritmo en un futuro podríamos gestionar el doble de pedidos. El almacén automático respondería perfectamente, a diferencia de lo que supondría resolverlo de forma manual", adelanta Luis Pelayo, gerente adjunto de Cesvimap.
Con esta inversión, añade Ignacio Juárez para concluir, "hemos apostado fundamentalmente por la calidad del servicio teniendo en cuenta que el 80% de nuestros clientes son talleres que tienen un compromiso con sus propios clientes. Un error en una entrega puede suponer terminar una reparación mucho más tarde de lo acordado con las repercusiones que esto implica".
FRUTO DE LA INVESTIGACION
Cesvimap nace en 1983 por decisión de MAPFRE Mutualidad (actualmente, la primera aseguradora de automóvil, con casi 6.000.000 de vehículos asegurados y una penetración del 20% en el sector de seguros de automóviles). El grupo buscaba cambiar su metodología en relación al tratamiento de los siniestros y dotarlo de una mayor profesionalización.
Por otra parte, en aquel entonces los peritos no recibían la necesaria formación en cuanto a pintura y carrocería, que son los elementos más dañados. Entonces, la compañía decidió crear un centro de investigación para obtener conocimiento y después transmitirlo. Así que ésta es la actividad inicial de Cesvimap, un centro de investigación en reparación del automóvil como consecuencia de accidentes, y no de averías, especializado fundamentalmente en carrocería y pintura.
En la actualidad, ya no sólo se transmite el conocimiento adquirido a Mapfre sino que se trabaja con todos aquellos colectivos que puedan estar interesados en los frutos de sus investigaciones, como por ejemplo, otras compañías de seguros, fabricantes de vehículos y de equipos y productos de reparación, fabricantes de pintura, talleres de reparación, etc.
En definitiva, se imparten cursos, se elaboran artículos, se publican revistas y manuales... Cesvimap estudia cómo se dañan los vehículos, cómo repararlos dependiendo de la estructura de los materiales (acero, plástico, carbono, fibra de vidrio...) y de cómo van colocados, qué capacitación deben tener los profesionales del taller, etc.
FICHA TÉCNICA
Longitud: 94.966 mm
Ancho: 29.010 mm
Altura: 17.993 mm
Número de estanterías: 8 de doble profundidad
Número de módulos: 28
Número de pasillos: 4
Ancho de pasillo: 1.850 mm
Número de transelevadores: 2 con giro en curva
Número de niveles de carga: 9
Capacidad por hueco: 3 paletas
Unidad de carga: paletas y contenedores de 800 x 1.200 x 1.100 / 1.600 mm
Capacidad total: 12.096 paletas